Erase una vez, un chico llamado Enrique, al que le encantaba leer y escribir. Un viernes por la noche estaba tranquilamente sentado en la entrada de su casa, cuando empezó a notar demasiado viento. Al principio no se preocupó, pero cuando vio a personas por los aires se puso muy nervioso. Todos sus libros volaban por los aires, las casas y personas también.
Cuando terminó todo, no quedaba mucha gente, y las personas que había estaban lamentándose por haber perdido sus cosas. Enrique estaba un poco triste porque sus libros habían desaparecido, y leer era lo que más le gustaba hacer.
Al cabo de un tiempo las cosas mejoraron, la gente del pueblo estaba mucho más contenta.
Un día soleado, Enrique paseaba con su libro en la mano, cuando vio a una chica volando con todos sus libros, y le regaló un libró volador a Enrique.
Al estar varios días con ese libro, se dio cuenta, de que no sólo volaba, tenía vida. A Enrique le encantó ese libró y como le ayudaba mucho decidió regalar más libros como ese a todo el que lo necesitase.
Al final todos vivieron felices con sus libros y por eso Enrique estaba muy feliz, por haber ayudado a muchas personas que realmente lo necesitaban.
